Ser psicólogo de reclusos en el sistema penitenciario guatemalteco no es tarea sencilla. Los privados de libertad, como requisito para su rehabilitación, deberían recibir atención psicológica constante. Sin embargo la carencia de personal y la creciente población de las cárceles lo impiden. Estas son las historias de un psicólogo que ocupó ese difícil puesto en varios penales de Guatemala.
